Sunday, March 18, 2007

The Laughing Man

Hielos sorpresa en el agua solo existen en países como Noruega; micro-icebergs perdidos o pedazos de hielo que se forman en las orillas de los ríos y lagos y en algún momento se sueltan errantes. Ellos dan la curiosa impreción de que nunca irán a perecer, no importa si la temperatura ya está subiendo o que el viento frio lleve al norte, es como si un instinto los sedujera a continuar en su terca tarea, un instinto a lo mas suicida. El placer que genera la observación de la lucha salvaje de esos espíritus heroicos (y bizarros) solo tiene su base en mi morbocidad; en verdad están agonizando silenciosamente, siempre lo han estado.

Sigue Down at the dinghy. Elija su
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5 Comments:

Blogger Pedro Incio said...

Bajo la máscara tiene que haber otra máscara... O acaso la fealdad no está en lo mirado sino en quien mira; lo siniestro es el ojo que ve, el ojo sin párpado. La historia del ojo del...
La historia es bonita: el niño, los niños, los juegos, el conductor, foto de la chica, la chica. Los juegos. Pero no sé porqué, hay algo que se me escapa y que ma hace la historia tan siniestra como me parecen todas las historias de JDS últimamente, no sé que pasa. Aunque es seguro que el horror está en quien mira, no en lo mirado.
PI

5:27 AM  
Blogger luis said...

Sallinger juega con sus cuentos como si fueran una fata morgana, el horror que yo también persivo siempre está debajo de la belleza. Eso, es de por si magistral. El lector se ve entonces muchas engañado, cuando al final (casí siempre) se enfrenta con ese horror. Si bien el horror está en mi mirada, no puedo llegar a negar que Sallinger la induce; engañandome, llevandome al morbo y haciendome sentir, para al final dejarme caer.

9:04 AM  
Blogger Pedro Incio said...

Hace muchos años, en una Barcelona muy lejana, existía una discoteca llamada Studio 54. Allí, en un concierto de los C… -no recuerdo el nombre del grupo, actuaban con un globo en el que estaba dibujado un ojo, el globo les cubría la cabeza-, uno del público se levantó y le quitó el globo a uno del grupo.
Debajo del globo había otra máscara y bajo la piel de cada uno de nosotros seguro que hay otra máscara…
Por eso llevaba razón Oscar Wilde cunado decía: si no te fías de las apariencias, ¿de qué te vas a fiar?
Por cierto, los del grupo -cómo lamento no recordar el nombre- llevaban un look del tipo del tipo que aparece en la foto del suicida.
PI
NB Tengo pendiente lo de la música; no es fácil. No encuentro dónde tengo que poner la url.

2:36 AM  
Blogger luis said...

Sí, la máscara detrás de la máscara y detrás de esa máscara, nada? Me hace recordar un poco a Persona de Bergman; el vació que somos, solo estructuras de apariencias.

10:18 AM  
Anonymous Anonymous said...

You write very well.

3:27 PM  

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