Monday, January 08, 2007

Babel

Al final, la cámara se aleja lentamente de dos figuras humanas abrazandose en un balcón, un padre y una hija, unidos por la tragedia familiar, uno de esos cuerpos está desnudo, se presenta en su íntima sinceridad para comunicar algo; algo que no puede comunicar de otra manera, ya que es muda, ya que el mundo habla otro idioma al de ella. Solo de esa forma, por un abrazo por una estrechada de la mano – o sea por un vínculo físico, otro lenguaje – le es posible expresar lo impronunciable. La cámara los abandona en el balcon y se sigue alejando lentamente, se observa una(s) estructura(s), edificios en la noche de Tokio. Cientos de luces encendidas aca y allá, luces que comunican vida; esos apartamentos no están solos, en ellos habitan personas. Entre las luces espacios oscuros, paredes, lugares vacios, barreras entre las vidas de los individuos. ¿Qué tan juntos estamos? ¿Qué nos separa a los unos de los otros?

La tercera parte de la popularísima trilogía de la asociación Gonzales-Arriaga-Santoaya, continua con los temas y los modelos narrativos que ya habíamos visto en sus dos partes anteriores. Tres historias de un carácter existencial, tres procesos interconectados por la casualidad. Esta vez, los tres procesos ocurren en tres lugares distintos del planeta . La frontera méxico-estaunidense, una aldea en el Atlas marroquí y Tokio. Esta suerte de película-mundial, se esmera en mostrar un caleidoscopio de culturas, formas de vida y lenguajes. En San Diego, una niñera decide llevar consigo a los ninhos de sus patrones a la boda de su hijo al otro lado de la frontera; los padres (Brad Pitt, Cathe Blanchett) de los ninhos se encuentran mientras tanto en Marruecos, cuando una bala perdida pone la vida de la madre en peligro. La historia en Marruecos, no obstante se centra en los ninhos que generan este accidente, un par de hermanos pastores de cabras, que viven en la extema pobreza en un lugar “alejado” del mundo moderno. En Japón mientras tanto la historia nos muestra el antiguo duenho del arma y a su hija sordomuda. Aca la historia se centra en la hija, mientras que poco a poco sabremos acerca del sucidio de su madre.

Si bien existe entonces una cadena de sucesos que unen las existencias de estos personajes, esta cadena esta determinada por la casualidad. Esta casualidad, no es una casualidad liberadora, mucho más es la casualidad trágica, es violencia, son las armas. Es así como la relación existente entre el mundo arabe con la pareja americana, se genera a partir de un accidente con un arma, cuando los ninhos pastores trataban de probarla; la relación “terrorista”-mundo occidental es así establecida y en gran parte críticada. Vemos como los turistas occidentales que acompanhaban la pareja la deciden abandonar a su suerte y como es un nativo marroquí, junto con su abuela la que los ayuda. Esa ayuda se ve también representada en una especie de acompanhamiento intorductorio dentro de su cultura, es en ese momento donde entonces encuentra la salvación, en el entendimiento entre el extranjero-occidental y el nativo-arabe. Sus hijos mientras tanto serán participes de una típica boda mexicana y por un momento parecen encajar en ello perfectamente, no obstante será esa misma cultura (por medio de una culposa irresponsabilidad), y las fronteras políticas, las que pondrá sus vidas en peligro. El drama humano se ve entonces continuamente retratado y la fotografía de Gonzales, nos muestra ese drama de una manera íntima, utilizando primeros planos, una camara al hombro y pequenhisimos pero fulminantes zooms, que dirige la atención de los personajes, sus gestos y sobre todo el lenguaje, tanto hablado como facial y corporal.

Y es que sería del mito de babel sin el lenguaje, Dios condena a los hombres a la fragmentación cultural no por medio de barreras geográficas sino por medio de las barreras de lenguaje, y su subsecuente imposibilidad de comunicación.. Y este es el drama principal que nos muestra la película. En Japón la adolecente sordomuda no es aceptada por los chicos que le gustan, debido a su monstruosidad; su monstruosidad recae en la imposibilidad de la comunicación. Pero, ¿No somos acaso todos igual de monstruosos? Los turistas occidentales en Marruecos temen de los lugarenhos, ya que a partir de su perspectiva superior – tan bien retratada en su observación desde arriba del bus de los nativos- le hes imposible el diálogo con ellos. Esta analogía entre la posición corporal y la posición ideológica se repite nuevamente en el control fronterizo entre estados Unidos y México. El policia mira desde arriba al conductor, su trato es de por si despectivo con los ocupantes del carro. No despectivo porque el quiera serlo, sino porque su ejercicio de poder así lo requiere; esto no obstante destruye la comunicación. Porque, ¿No es acaso necesario establecer una situación igualitaria para que la comunicación sea posible? ¿Está occidente dispuesto a establecer un dialogo fuera de su complejo de superioridad?

Retomando la idea de igualdad para la posibilidad de comunicación; esta no es de lejos la única condición, también se necesita un código común. Es así como esta película desafía al espectador por medio del lenguaje. Se utilizan muchos lenguajes en la película, no se puede hablar de una supremacia del ingles, eso es en Estados Unidos algo muy extranho para una película de Hollywood, para el espectador representa un encuentro con la pluralidad. Así, en la película se repiten una y otra vez los malentendidos entre mexicanos y estaunidenses, entre hablantes y no hablantes, entre “terroristas” y blancos. Esta es la segunda forma de violencia que entonces alcanza la existencia de los peronajes y los muestra como unos luchadores inconmesurables, en una lucha constante por seguir en pie, en una lucha cuya escencia se encuentra en el acto comunicativo y su violencia inherente. Pero esta - la cumunicación - a su vez es erronea; la comunicación como accidente y los accidentes como comunicación. No existe comuncicación entre la ninhera y los padres lo que da pie a una tragedia, como tampoco entre los ninhos pastores y su víctima. Existe comunicación entre la pareja en crisis gracias al accidente que ella sufre, existe comunicación entre los ninhos y el padre en el Atlas gracias a el incidente de encontrarse unos policias en el desierto; existe comunicación sincera entre la adolecente con pensamientos suicidas y un detective comprensivo, en últimas, gracias al incidente en Marruecos. La comunicación no aparece cuando se la busca, es más bien una jugada del destino.

Si bien la película trata de la dificultad de comunicación, en si misma la ejerce con una increible maestría. Los momentos más loables de esta película se encuentran en lo que yo solo apunto a llamar como momentos de sordidez, momentos en la contemplación es exigida del espectador y la película alcanza tonos tan altos que hacemejan el silencio. Muy fiel a un cinema de la atracción por encima de un cinema intelectual, son las tomas largas y sin importancia en la trama y los collages donde nos muestra la majestuosidad de las culturas, los momentos mas hermosos y poéticos. Algo que sin duda es fácil de encontrar en cinematografía del oeste de europa o en el oriente, pero que es bastante despreciado en occidente. La música de Santoaya, aveces suave como una brisa del viento, otras profunda y angustiante, gracias a la utilización de tonos bajos, respaldan las cási siempre bellas imágenes. Pero son bellas como puede ser bello un cuento de Chejov, o una secuencia de Tarkovski, son trístemente bellos. Inclusive en la fiesta en la discoteca en Tokio, debemos sentir cierta tristeza en medio de las luces y el baile, es la tristeza de saber – y eso lo hace notar gracias a la utiliación de un P.O.V – que la muchacha no esta escuchando la música, que ella no es capaz de sentir el ritmo que a nosotros si nos puede envargar. Este mood, que Gonzales mostro tan bien en otras obras, sobre todo en su corto para la pelicula 11´09''01; es algo que verdaderamente lo hace especial, le da un toque emocional impresionante y complementa las excelentes historias de Arriaga.

Entonces vuelvo a ver las estructuras que son solo una, San Diego y México están a solo unos kilometros de distancia, Japón y Marruecos también a solo un suceso de distancia, nosotros, viviendo cada uno en una habitación aparte, una realidad distinta, pero siempre contigua, más cerca de lo que pensaríamos. La condena de Dios, la diferencia, la monstruosidad de nuestra mudez, de nuestra cegues; juntos, pero extraños, sin poder entendernos. El otro, solo parece encontrarse en la desnudez de nuestra propia fragilidad. Pero, ¿Quién osa a desnudarze?

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